martes, 25 de octubre de 2011

El triunfo de Cristina y los desafíos futuros

El contundente triunfo, de proporciones históricas, logrado por Cristina Fernández y la magra cosecha electoral alcanzada por los sectores de la derecha nostálgicos de las políticas que reinaron en el país de la mano del Consenso de Washington en la década del 90, resulta un dato sumamente alentador para quienes, manteniendo nuestra autonomía con respecto al gobierno, decidimos apoyar este proceso impulsando la profundización y radicalización de los cambios necesarios en la Argentina.

Sabemos muy bien que la necesaria autonomía política frente al gobierno bajo ningún punto de vista debe ser confundida con neutralidad, por lo cual desde el 2003 hemos apoyado medidas como la Asignación Universal por Hijo, la reestatización de las AFJP y de Aerolíneas, la ampliación de las jubilaciones, la vigencia de las paritarias, el matrimonio igualitario, las políticas de Derechos Humanos y ese gran paso de autonomía frente al imperio que significó la contracumbre de Mar del Plata donde se dejó atrás las “relaciones carnales” y se enterró el ALCA.

Teniendo en claro cuál es el enemigo principal, nos ubicamos correctamente en el conflicto con la burguesía agraria suscitado por la resolución 125, fuimos criticos de la teoría del “fin de ciclo” impulsada por los grandes monopolios informativos y en el 2009 construimos este acuerdo entre Nuevo Encuentro, el FPV y otros sectores que ha sido refrendado el pasado domingo.

Como sostuvimos después de las elecciones primarias del 14 de agosto, y desarrollamos en la nota editorial del N°3 de Cuadernos Marxistas, este es un triunfo que permite a la Presidenta avanzar en su proyecto de hegemonizar al Partido Justicialista, crea condiciones especiales para manejar la gobernabilidad del país y esto potencia las posibilidades de avanzar sobre los focos estructurales de matriz neoliberal que aún permanecen intactos.

Para los comunistas, que desde nuestra alianza en Nuevo Encuentro apoyamos la candidatura de la presidenta, este es el momento, por ejemplo, de tomar algunas medidas enérgicas en la recuperación de los recursos petroleros y gasíferos que permitan elaborar un proyecto energético propio. Están dadas las condiciones para encarar el problema de la minería, el cual no solo debe ser tomado en cuenta por el factor ambiental y contaminante, sino también por el saqueo que esta actividad representa, por lo cual se impone una nueva ley de minería que impida este saqueo por parte de los grandes monopolios trasnacionales. Existen mejores condiciones para afrontar una drástica recuperación de los ferrocarriles, para impulsar una reforma financiera y una reforma tributaria que permitan seguir potenciando el salario, avanzar hacia el 82 por ciento móvil en las jubilaciones, terminar con el trabajo ilegal y recomponer el 50 y 50 en el reparto de la renta como base para seguir avanzando en la distribución y creando condiciones para revertir los problemas que aún golpean a los argentinos y a los sectores populares en particular.

Hoy existen mejores condiciones para impulsar estos cambios estructurales y a eso apuntamos los comunistas desde un partido que se ubica en las contradicciones de clase, observando que se puede emprender un camino de profundización de los cambios, como única forma de impedir los intentos restauradores de las derechas o una posible descomposición que puede afectar a lo que se da en llamar el proyecto nacional si no profundiza el camino que, en realidad, le otorgó esta resonante victoria.

Sabemos que son imprescindibles cambios estructurales del capitalismo argentino y que mucho es lo que pueden aportar las reformas en este sentido, pero eso implica tener en claro que es indispensable atacar en profundidad la estructura capitalista del país en un contexto de crisis capitalista mundial.

Este es el desafío que se enfrenta después de este triunfo histórico de la presidenta, profundización de los cambios estructurales o restauración sigue siendo la disyuntiva de la hora y lo peor que puede hacer el gobierno es dormirse en los laureles de la avalancha de votos que conquistó.

De la mano de este apoyo popular es necesario avanzar rápidamente en todo lo que falta para dejar definitivamente atrás los peligros de recomposición de la derecha.

Ese es el desafío que debe enfrentar el gobierno y a su éxito queremos aportar los comunistas.

Por Patricio Echegaray

Sec. Gral. del Partido Comunista

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