martes, 13 de marzo de 2012

ESCUELA PÚBLICA, AUTONOMÍA DE CLASE Y PEDAGOGÍA LIBERADORA

Los docentes argentinos conocemos en primera persona el esfuerzo de sostener día a día la escuela pública. Conocemos también el desmerecimiento de nuestro trabajo, porque la clase dirigente y política muy a menudo suelen desprestigiar nuestro papel. Esta falta de valoración del docente es simbólica, pero también económica, y hay que decirlo en voz alta.

Somos nosotros, los docentes, los primeros en complacernos cada vez que una medida de gobierno mejora, aunque sea un poco, la vida de nuestras hermanas y hermanos a lo largo y a lo ancho de nuestro país. Un ejemplo de ello es cuando nos alegramos por la implementación de la Asignación Universal por Hijo, y acompañamos con una gran satisfacción esta medida. Este programa trajo el crecimiento de la tasa de escolarización, quitó de las calles a miles de niños otrora sin oportunidades y consiguió reverdecer la escuela pública.

Nuestro compromiso no es, sin embargo, con ningún gobierno, ni con ninguna medida en particular. Estamos construyendo un sindicalismo autónomo e independiente de todo poder político, con un interés fundamental: asegurar y fortalecer el derecho social a la educación para todos y todas. Esto implica mejorar el sistema en su conjunto y revertir las reformas de la década de los noventa, que tanto daño ha hecho a nuestro país.

Muy a pesar de nuestras afinidades, hay cuestiones, como la descentralización y la financiación de la educación, que siguen teniendo ese oscuro tinte neoliberal. Planteamos entonces transitar el camino de la unificación del nomenclador docente y una profunda reforma de escalafones que evite, en principio, seguir ahondando diferencias al interior de los trabajadores de la educación.

Aún quedan pendientes muchos cambios en nuestro país y no nos alcanzaría la vida para saldar tanta deuda con el pueblo argentino. Sin embargo, nuestro mejor aporte es trabajar cada día en el aula, en nuestro hogar y marchando en las calles para una educación liberadora. Para eso estudiamos y pedimos continuamente más y mejor formación.

Esta lucha no debe simplificarse y ser tildada de interesada, pues abarca un importante número de reclamos que nos atañen a todos y a cada uno. Nuestra lucha no sólo es salarial, como muchos pretenden mostrarla. Como educadores le pedimos al Estado un compromiso serio con la educación pública y eso quiere decir entre otras cuestiones también condiciones dignas de trabajo para todos y todas las docentes.

Los trabajadores de la educación queremos reabrir la negociación paritaria.

Pero lamentablemente no existe diálogo, si no existe primero el respeto.

Es el tiempo ya de profundizar el proceso político y social abierto en mayo de 2003, resultante de una larga acumulación del campo popular, desde la resistencia hacia la ofensiva, pasando por las rebeliones de diciembre de 2001, el jaque al duhaldismo, hasta nuestros días; que tiene su simiente en la lucha de los trabajadores ocupados y desocupados, y de los maestros de la Carpa Blanca por la educación pública.

Por todo esto ratificamos el paro nacional del 6 de marzo, y hacemos una convocatoria solidaria a todos los sectores sociales a adherir a la educación pública, gratuita, obligatoria y no dogmática y, la valoración real de nuestro trabajo.

Vamos a fortalecer decididamente a la CTERA, no sin plantear debates necesarios en su interior, pero absolutamente seguros que no es debilitándola, fracturándola ni celebrando sus presuntos fracasos como se va a salir airosos los docentes ni mucho menos el conjunto de la clase trabajadora.

Los trabajadores de la educación continuaremos enseñando a luchar en la defensa de un proyecto verdaderamente nacional, popular y democrático. Pero no es confrontando con los trabajadores organizados y actores que han demostrado acabada convicción en pos de los logros alcanzados, como se va a profundizar. Todo lo contrario. Y hablamos de quienes sostienen las banderas 600 detenidos-desaparecidos y de Carlos Fuentealba.

Bregamos por un sindicalismo de liberación y eso implica ahondar el camino por un movimiento político, social, gremial, educativo y pedagógico por la emancipación de nuestro pueblo. Por eso vamos a estar presentes el 8 y 9 de junio en el V Congreso en Defensa de la Escuela Pública de La Rioja y por la fundación y desarrollo de un Movimiento Pedagógico Latinoamericano, valorando los procesos de transformaciones radicalizadas, que reconociendo el socialismo en Cuba, avanzan en Venezuela, Bolivia y Ecuador

Nuestros compañeros dieron su vida por estos principios, y no seremos nosotros quienes demos NI UN PASO ATRÁS.

Como venimos diciendo, la contradicción principal es radicalización del proceso o restauración conservadora. Y los trabajadores de la educación tenemos mucho para enseñar y aprender en ese paciente y singular camino.

Distribución de las riquezas e incremento del porcentaje del PBI destinado a la Educación Pública.

Mejores condiciones laborales y de infraestructura escolar.

$3000 de salario inicial para el maestro de jornada simple y $6000 para el de jornada doble.

Modificación de la 4°Categoría del Impuesto a las Ganancias.

Eliminación de los topes de las Asignaciones Familiares.

Capacitación docente gratuita y en servicio.

Horas institucionales y reconocimiento del trabajo extraescolar.

Quita de los subsidios a la educación privada.

Agrupación Nacional Violeta
Corriente Nacional
Agustín Tosco

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